viernes, 5 de septiembre de 2014

Tercer meta

Hoy comienzo con mi tercera meta, dejar de verificar en este caso trataré de trabajar con las puertas. Una vez cerradas no volveré a abrirlas y volverlas a cerrar, a empujarlas para comprobar si están bien cerradas o a abrirlas y cerrarlas la cantidad de veces que en ese momento se me ocurra, ya no digo que se le ocurra a mi cabeza, porque de a poco voy dándome cuenta que soy yo misma poniendo me cosas para hacer y cumplir, rituales que a veces se hacen insostenibles y realmente me agotan,
Primera meta: anillos, vengo bastante bien, aunque no dejo de tocarme los dedos, sé que puedo andar sin ellos o cambiar de anillos por los que se me venga la gana. Hasta ahora nada ocurrió, se me cruzaron muchos pensamientos cada vez que toco mis dedos y compruebo que aquellos anillos que siempre estuvieron “protegiéndome” ya no están, o mis dedos están vacíos y en ese momento, no voy a mentir entro en pánico, respiro hondo y trato de pensar en positivo ¡nada va a pasar! Y me cuesta horrores, con dolores de panza, con el pulso acelerado, pero la primera meta sigue en pie.
Segunda meta: vidrio empañado por el vapor del baño, ya no hago círculos y busco mi cara, directamente la toalla limpia el espejo, dejándolo brilloso y como ya les dije sonrío triunfadora. Esta meta, no sé porque me resulta más fácil llevarla a cabo, ¿será porque es nuevita? Hace poco que la vengo haciendo, entonces siento que no me perturba.
Ahora, con mi tercera meta, no sé cómo me va a ir ¡hace tantos años que la realizo!
Tengo que ser fuerte porque para colmo las casas están llenas de puertas, como también el auto, ¡espero lograrlo!!!!
Lo de abrir y cerrar puertas, está tan naturalizado que lo bueno de todo esto es descubrir que lo hacía, porque al ser algo cotidiano, no lo tenía incorporado como una obsesión. También me pasa con las llaves, con los candados y con todo aquello que se tenga que abrir y cerrar, como ya les conté lo de las botellas o cualquier recipiente que tenga tapa a rosca o a presión, pero por ahora voy por las puertas.
Mi lucha es diaria, tengo días buenos y días que no se cómo arrancar con mi día, hay días que puedo estar todo el día en pijama y deambulando por la casa tocando repetidamente todo lo que se me cruza por la cabeza. Hay días que me levanto y soy como decimos en el grupo, una GUERRERA y esa es la persona que quiero ser, la que lucha, la que se levanta tiene ganas de bañarse, de cambiarse, de ponerse linda y llevarse el mundo por delante, de cumplir sus metas, proyectar sin miedos, vivir la vida, disfrutar y verdaderamente ser feliz alegrándose de todo aquello que hoy en día me estoy perdiendo de vivir.
Hoy empieza mi tercer meta y no es poco para mi… ¡Vamos por más!


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