Hoy mi rutina diaria cambia, me toca llevar los niños a la
escuela, una o dos veces al mes me toca hacer está terea por cuestiones de
fuerza mayor. Si bien sé desde ayer que tengo que hacerlo no puedo dejar de
obsesionarme, sentirme ansiosa, con todos los miedos encima juntos. Y quiero
convencerme de que es algo simple y sencillo y lo sé, pero no puedo dejar todas las sensaciones
atrás.Mi cuerpo, mi mente es como que empezaran a estudiar el
tema, y uno comienza con sus órdenes fastidiosas de agregar más cosas a las que
ya están naturalizadas y el otro empieza a somatizar, dolor de panza, miedo de
estar lejos de casa y tener que salir corriendo al baño, ¡Sufro! Y no lo puedo
evitar.
Me doy cuenta que cada día tengo menos ganas de salir de
casa y esto de no estar yendo a trabajar, no ir a la Universidad, no sé si me
está beneficiando o perjudicando, a lo mejor son muchos días para que yo este
sola con mi enemigo dentro mío torturándome y yo preguntándole ¿Por qué a mí?
Quiero disfrutar de este día que es tan importante para mi
niña por lo menos, el que yo vaya a la escuela y este con otras mamás para ella
es maravilloso, pero para mí no lo es, siento que las charlas escolares no son nada productivas y mi cabeza vuela
hacia otro lado o se centra en cada centímetro de su cuerpo controlando, pulso,
corazón, intestinos, cabeza y vuelve el ciclo nuevamente.
Son las 9 de la mañana y mi rutina diaria comenzó, abrir el
libro, cerrarlo, carrera de pantuflas, abrir y cerrar las llaves del gas, meter
el dedo en cualquier ranurita o agujerito que encuentre y dejarlo determinados segundos,
cerrar y abrir puertas, tocar y sentir sensaciones en la ropa, tocarme los
dedos que ahora ya no están con sus anillos correspondientes, pero la costumbre
me quedó grabada en mi, colgar la ropa y no mirar los broches de madera que me
niego a tirarlos como me dice mucha gente porque yo se que son simples broches
de madera, jugar con el vapor del espejo a hacer círculos, enjuagarme la boca
en tandas de seis veces, cepillarme el pelo con un cepillo y luego pasarme un
peine que tiene que ser de color amarillo, acomodar los almohadones de los
sillones, descolgar y colgar las toallas del baño y tan larga es la lista que
no podría terminar de escribir. Todas esas acciones por suerte o no, ya las
tengo naturalizadas las hago sin pensar y eso es bueno porque las puedo ir estudiando
y descartando aunque me cueste, pero a esas se me suman las nuevas que se me
ocurren en el momento y pueden ir mutando de una hora para otra o de un día para otro, las
rutinas o no sé cómo llamarlas que más me molestan son las de contar ¡Qué
fastidio! Contar, perderte y volver a empezar.
El sol que me golpea en la espalda me está dando energía y
me da miedo escribir que hoy mi día va a ser bueno ya con pensarlo o escribirlo
tengo terror de que todo me salga al revés,
pero tengo que dejar fluir todos esos buenos pensamientos e intentarlo, otras
veces lo he logrado y hoy estoy segura que mi esfuerzo va a ser tan grande que
voy a salir victoriosa…
Después les contaré como me fue.
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