lunes, 18 de agosto de 2014

¡Hace tanto tiempo!

¡Hace tanto tiempo!
Cuando decidí comenzar a escribir lo que me sucedía, no pensé que iba a ser tan reconfortante para sanar mi alma. Ahora lo tomo como una terapia y es como hablar conmigo misma.
Dentro de mi cabeza, se está produciendo una guerra, muchas veces me siento dividida en dos, pero cuando me concientizo sé que soy yo misma hablándome, diciéndome lo que tengo que hacer, generándome miedos, pensamientos negativos, preguntas sin respuesta. Y  sufro, lloro, me angustio.
Sé que mi lucha es diaria, como cuando tenía ataques de pánico y sentía que me ahogaba hasta que aprendí a respirar.
Lo diferente a todo eso es que con esto vengo luchando desde que era chica ¡Hace tantos años!
Y me acostumbre a vivir con estos  impulsos y obsesiones que ya algunos  están tan naturalizados que son parte de mi vida.
A veces me pregunto ¿Por qué nadie me llamó la atención en mi hogar? ¿Por qué si veían que tocaba cosas lo tomaban cómo una gracia? ¿O lo veían cómo algo normal? No sé qué pasó, pero tarde 41 años en darme cuenta que necesitaba ayuda. Y acá estoy con mi lucha diaria, pensando en lo pequeña que era cuando todo comenzó. ¡Qué sola estaba!
Recuerdo mi sufrimiento diario, ¡Era tan pequeña! Quizá 10 años. En mi casa había un pasillo largo con un montón de platitos colgados en las paredes y ahí comenzaba mi rutina. Tocar cada uno de ellos, terminando en una cruz con un Cristo colgado el cual tenía que besar y tocar varias veces hasta que mi cabeza se sentía en paz, y  yo ya creía que nada malo iba a suceder. Después se fueron sumando más cosas y más cosas y fui creciendo…
Siempre mis acciones fueron realizadas al pie de la letra, como se me indicaban, como mi cabeza me lo decía, como yo me lo transmitía y siempre estaba la muerte rondando por mis pensamientos. Era una niña, con esos trastornos,  con esos dolores de panza que ya somatizaba y ahora los recuerdo y a mi edad, a esta edad vuelven  a torturarme.
¡Cuánto tiempo pasó de todo aquello! ¿Cómo crecí con esa patología tan sola? ¿Cómo llegué a convertirme en mujer con la muerte rondándome diariamente? Y acá estoy con mi lucha diaria, tratando de dar un paso sin que un pensamiento negativo interfiera, pero siempre están ahí latentes y cuando menos trato de escucharlos más somatiza mi cuerpo.
A veces estoy cansada de las metas diarias, de proponerme cosas, de no escucharme, pero sé  que es la única manera de poder lograrlo, soy YO la que debo estar fuerte y modificar todo aquello que me perturba, que me arruina el día, la vida.
Hace unas semanas que me siento con fuerzas y muchos días esas voces se hacen débiles hasta que desaparecen, aunque sea sólo por instantes. De a poquito voy sintiendo que quiero luchar, no quiero que esos pensamientos me lleven a la muerte. ¿Me llevarán a otro mundo si no cumplo con ellos? No lo sé, sólo estoy segura que quiero superarlo, pelear y ganar.


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